viernes, 20 de julio de 2012

La varicela de los futbolistas de la selección


Este mes se produjo un revuelo tremendo en la concentración de la selección española de fútbol que acudirá a disputar los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Uno de los jugadores, el navarro Mikel San José, se sintió enfermo y el médico de la selección, Jorge Guillén, pudo confirmar que se trataba de varicela. En ese momento supo lo que se le venía encima.


La varicela es una enfermedad muy contagiosa y los jugadores están concentrados manteniendo un contacto muy estrecho.

Por suerte, la varicela es una enfermedad que deja inmunidad de por vida y que solo suele sufrirse una vez por lo que muchos de los jugadores deberían estar protegidos.

Para aquellos que no la sufrieron de pequeños, en España, en todos los casos en los que un niño no pasa la enfermedad antes de los 10 años, las Autoridades Sanitarias recomiendan –y sufragan- la administración de la vacuna frente a la varicela. En algunas Comunidades Autónomas esta vacuna se administra a todos los niños junto a la vacuna triple vírica al estar incluida en sus calendarios vacunales infantiles. Por lo que todos deberían estar protegidos.

La razón por la que las Autoridades Sanitarias recomiendan que cualquier persona mayor de 10 años que no haya pasado la enfermedad se vacune reside en que la enfermedad en adultos es más grave y puede complicarse con gran frecuencia y ser motivo de hospitalización y muerte. Se estima que la infección por el virus de la varicela es 25 veces más grave en el adulto que en el niño. El adulto presenta una respuesta febril más intensa y prolongada y un exantema con mayor cantidad de lesiones y que requieren más tiempo para la curación. Los síntomas generalizados, como malestar general, dolor muscular, falta de apetito y deshidratación, también son más intensos. Las complicaciones son más frecuentes y destacan la neumonía o la encefalitis, esta última es hasta 7 veces más frecuente que en los niños sanos.

Las tasas de letalidad por varicela en niños hasta los 14 años se estiman en 1 de cada 100.000 casos mientras que en adolescentes entre 15-19 años en 2,7 por 100.000 casos y en adultos entre 30-49 años en 25,2 por 100.000 casos. En España, entre los años 1987 y 2002 se registraron 79 muertes debidas a varicela, 57 de ellas en mayores de 14 años.

Al pensar en la inmunidad natural tras la enfermedad y en la de que proporciona la vacunación, los médicos de la selección debieron respirar tranquilos pensando que la extensión a otros jugadores sería sumamente improbable. Pero primero debían asegurarse de que realmente la hubiesen pasado y de que el resto estuviese vacunado. Actuaron adecuadamente separando a San José rápidamente del resto del grupo, e investigando cuántos jugadores han pasado ya la enfermedad o están vacunados mediante analíticas de sangre. Aquellos no protegidos serían susceptibles de recibir gammaglobulina.

Para su sorpresa, y la mía, fueron varios los jugadores que no estaban protegidos y que eran susceptibles de infectarse. Entre ellos el bien conocido Iker Muniain, compañero en el Atletic Club de Bilbao de San José, alucinaba con el movimiento que se traían los médicos esos días y declaraba: “Estoy un poco acojonado porque yo no la he pasado pero esta tarde creo que vienen a vacunarnos o a ponernos una inyección".

No es de extrañar que todos los medios de comunicación se hayan hecho eco de la noticia, algunos incluso con titulares divertidos: al conseguir ser durante el mismo mes de julio Campeones de Europa en la categoría absoluta, categoría sub-19 y en la modalidad de fútbol-playa, parecemos invencibles y hay que buscar rivales de otra "categoría" de cara a los JJ.OO. Y es que es cierto, que muchas veces una enfermedad infectocontagiosa puede ser nuestro peor enemigo o rival y dar al traste con años de preparación deportiva.


Hubiese sido una desgracia que Mikel San José hubiese sufrido una grave neumonía o encefalitis varicelósica como complicación de su enfermedad.

Hubiese sido un descalabro perder más jugadores por culpa del absurdo contagio de una enfermedad frente a la que deberían estar protegidos.

Ha sido una pena descubrir que varios jugadores susceptibles frente a la enfermedad, y que se someten continuamente a controles de salud, no estuviesen protegidos con una vacuna que ha demostrado su eficacia y seguridad frente a una enfermedad que puede complicarse y que puede diezmar su equipo.